Testamentaria

No tuve la posibilidad de elegir. Así me nutrí al llegar a mi adultez. Me encontré tan frágil que al mínimo golpe quebré...
Si hubiese podido elegir, todo aquello podría haber pasado por mi como algo superfluo, efímero...Pero no, no soy ni insensible, ni fría, ni objetiva.
Primaria y pulsional, me encontré atesorando y acumulando en mi interior un gran número de aquellas cosas que alguna vez di.
Frente a tanta debilidad e indiferencia, mi elasticidad con la que suelo regresar, me permitió nuevamente crear un envoltorio.
Fui guardando, cerrando, reprimiendo.
Confundidas entre lo auténtico y lo falso, se fueron acoplando a otras tantas cosas prestadas; girones de atención, retazos de pasión, discontinuos gestos, palabras, besos...Caricias robadas, abandonadas, y unos cuantos y astillados cuidados, envueltos en promesas de destinatarios y remitentes sin dirección...
Desatada en batalla, pretendí ganar espacios. Confronte la razón con el corazón, teniendo como desenlace victorias y heridas...
Mis sentimientos que tantas veces brillaron, entraron en el ocultamiento forzado, sin más opción.
Desdibujé la línea del borde, condimentando la realidad con mis fantasías...
Exploré, socavé, intenté, deliré, exploté, evité, restringí, escapé y regresé.
Acá estoy, buscando más que consumir.




Tu amor me enseña a vivir.
Tu amor me enseña a sentir.

Dedicado al chico del poster, quien libera mi interior...
Quien en medio de la lluvia me hizo ver el sol...